Por: Paula Correa
A mediados de septiembre, la comunidad Coñomil Epuleo ubicada en la zona de Ercilla comenzó un proceso de reivindicación territorial. Sin embargo, los comuneros han sido constantemente desalojados del predio que ocupan y denuncian, a través de sus medios, excesiva violencia por parte de Fuerzas Especiales.
El 14 de septiembre comenzó la ocupación de la comunidad Coñomil Epuleo Lov Kolliko, en la comuna de Ercilla, región de La Araucanía.
Esto, después de ocho años sin que se resolviera la reclamación que los dirigentes presentaron a la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) por mil 500 hectáreas que hoy estarían ocupando cinco familias de latifundistas: Bayer, Padilla, Sepúlveda, Domínguez y Boergeo. Según señala la comunidad “estas tierras fueron usurpadas y arrebatadas de manera violenta e inconsulta”.
Carmen Quiduleo, werkén o vocerade la comunidad afirmó que están cansados de esperar las gestiones de Conadi. “No tenemos recursos para los viajes, para los pasajes y nos siguen atropellando”, afirmó en conversación con Radio Universidad de Chile. Así, se decidió iniciar el proceso de reivindicación. Al inicio la ocupación se mantuvo de forma pacífica, pero al cumplirse diez días, el pasado 24 de septiembre, comenzaron los desalojos.
El primero dejó cinco personas detenidas con prohibición de acercarse al predio. Al día siguiente fueron 14 los detenidos, entre ellos estaban los lonkos, Víctor Queipul y Juan Catrillanca de Temucuicui Autónoma. Los ya cinco desalojos que se han producido no han estado exentos de enfrentamientos.
La werkén afirmó que llegaron a cerca de 400 efectivos policiales apoyados de helicópteros, tanquetas, camionetas y que “fue un desalojo muy violento” y añadió que “no había prensa, no había nadie, no habían Derechos Humanos. Era un campo de guerra”.
A eso siguió un fin de semana marcado por la represión y la presencia de zorrilos, vigilancia aérea, disparos de perdigones y miedo entre los más pequeños.
Esto después de que el parcelero Hernan Beyer, se presentara disparando a quemarropa balines de acero y procediera a quemar el Rewe (símbolo sagrado de la comunidad).
Beyer ya tiene antecedentes. El 2009 en una toma previa realizada en el sector ya había salido con su rifle siendo sorprendido y denunciado. De hecho el mismo parcelero confirmó a la prensa local que realizó los disparos: “Es verdad que les disparé dos tiros, si no se los puedo negar. Fue porque mi hijo fue en tractor y le dieron unos palos por la espalda” afirmó y añadió: “Pero ese campo es mío. Si esto no es como vender un kilo de pan”.
Bayer señaló que él está dispuesto a vender tierras, pero acusó que desde que se realizó la ocupación, no han existido llamados por parte de ninguna autoridad para solucionar el conflicto. Además, aprovechó de criticar al Intendente, Francisco Huenchumilla, al afirmar que “es un terrorista más” y lo acusó de dejar abandonados a los agricultores.
De paso confirmó que gobernadora de Malleco, Andrea Parra, le indicó que “ella no trataba con violentistas”, por lo que no se acercaría hasta ese lugar, pese a que, tanto la Gobernadora, como el Intendente fueran increpados también por la comunidad. Mientras Huenchumilla no ha dado ninguna señal ni a los dirigentes ni a los parceleros.
Este silencio y/o indiferencia preocupa a las organizaciones de Derechos Humanos que consideran “desmedida” la respuesta estatal manifestada a través de las Fuerzas Especiales.
Manuel Andrade, de la Comisión de Observación y Resguardo de los Derechos Humanos del Pueblo Mapuche afirmó que “es preocupante que esto se de en un marco de instalación de un escenario político y discursivo que lleva a las autoridades de gobierno a legitimar el uso de violencia en el marco de supuestas acciones terroristas”.
Ante esto afirmó que la sociedad chilena presenta una seria disociación: “En este momento hay una abierta contradicción. Por un lado hay una sociedad que se expresa con organizaciones sociales y comunitarias con reivindicaciones de distinto tipo que, en los últimos años, han manifestado una postura de adhesión y respaldo a las demandas de las comunidades mapuche y, sin embargo, por otro lado vemos a un Estado y una clase política que, disociándose de este sentimiento de las organizaciones sociales, profundiza un modelo institucional con significados, códigos y discursos que no son del nuevo tipo”, afirmó.
En ese sentido, Andrade hizo un llamado a observar este fenómeno y a las organizaciones a tomar un rol activo para evita que, pese a los avances en Derechos Humanos y lo conocida que es la situación de violencia en la Araucanía, se pueda poner un freno a las tensiones, avanzando en soluciones reales para los pueblos y la integración.
Por su parte, la comunidad Coñomil Epuleo sostiene que continuará movilizada “de forma indefinida hasta recuperar el territorio”. Mientras, desde Santiago los dirigentes de ciudad envían alimentos, insumos médicos y otros recursos. En el sur, en tanto, se organiza un Palín, juego tradicional deportivo y religioso mapuche, que se realizará este sábado precisamente dentro del fundo en toma.
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